RUTA POBLADOS FORESTALES DE DOÑANA, LOS BODEGONES-LOS CABEZUDOS
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RUTA POBLADOS FORESTALES DE DOÑANA, LOS BODEGONES-LOS CABEZUDOS

RUTA POBLADOS FORESTALES DE DOÑANA, LOS BODEGONES-LOS CABEZUDOS.

DISTANCIA: 14 KMS APROX.

DURACIÓN: 3,5 HORAS

DIFICULTAD: MEDIA.

RECOMENDACIONES

- Cuidado con carretera de La Vereda de Los Playeros que va desde Mazagón a Los Bodegones está en bastante mal estado.

- Iniciar la ruta a primera hora de la mañana para coger más sombra en el recorrido por la zona sur de La Rocina y avistar mayor número de animales, para ello es necesario ir lo más en silencio posible.

-Los tiempo de ruta larga no incluye visita y descanso en Los Cabezudos, recomendamos esta visita y un pequeño descanso antes de continuar por el camino de Moguer de vuelta hacia Los Bodegones.

DESCRIPCIÓN DE LA RUTA LARGA CIRCULAR

Inicio: Los Bodegones

Finalización: nuevamente en Los Bodegones

Longitud total: 14 kms.

Duración: 3,5 horas aprox

Dificultad: MEDIA.

OPCIÓN DE RUTA CORTA LINEAL

Inicio: Los Bodegones.

Finalización: Los Cabezudos

Longitud total: 9,08 kms.

Duración: 2,5 horas aprox

Dificultad: BAJA.

*en esta ruta corta deben dejar coches en el inicio y final.

RESUMEN DE LA RUTA.

Llegaremos desde Mazagón por la HF-6245 Vereda de los Playeros y el Villar al antiguo poblado forestal de Los Bodegones, en la actualidad casi desaparecido. En este lugar iniciaremos nuestra ruta dirección sur por el camino forestal H-9015 que lleva al poblado forestal de El Abalario (totalmente desaparecido en la actualidad). Pasado 2 kms aproximadamente del inicio de la ruta y cruzado el puente bordearemos el Arroyo de La Rocina por su margen sur. Durante este recorrido nos encontramos en la llanura de El Abalario, observaremos su típico paisaje de pino repoblado y una elevada fauna a nuestra derecha, a nuestra izquierda el ecosistema de los bosques de ribera de La Rocina. Recorridos 2.7 kms aproximadamente desde que abandonamos la pista forestal nos encontraremos con el Charco de la Tahona, un charco que mantiene el agua durante todo el año, paradisíaco por sus nenúfares y su vegetación. 4,5 kms después del charco llegaremos al poblado forestal de Los Cabezudos, antes hemos vuelto a cruzar el arroyo de La Rocina, aún se mantiene en pie la mayoría de sus construcciones, fue uno de los poblados forestales más importantes abandonado progresivamente hasta la década de los ochenta.

Una vez visitado Los Cabezudos emprenderemos el camino de regreso hacia Los Bodegones por el camino situado en el margen norte de La Rocina, es el camino que utilizan muchas de las hermandades de la provincia de Huelva para llegar al Rocio. Tras recorrer unos 3 kms terminaremos los últimos 2 kms por la carretera HF-6245 para no alargar mucho el recorrido.

MAPA DE LA RUTA.

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INTERPRETACIÓN DE LA RUTA

1. LOCALIZACIÓN

   1.1 PLANO DE CABEZUDOS

2. POBLADOS FORESTALES.

   2.1 APROVECHAMIENTOS FORESTALES.

3. EL ABALARIO.

   3.1 ARENAS ESTABILIZADAS O MANTO EÓLICO ESTABILIZADO.

   3.2 PINARES DE PINO PIÑONERO.

   3.3 EUCALIPTALES.

4. BOSQUES DE RIBERA.

   4.1 ARROYO DE LA ROCINA.

ANEXO. ARTÍCULO PERIODÍSTICO. LA REPOBLACIÓN FORESTAL DE DOÑANA.

1. LOCALIZACIÓN.

LOCALIZACION

1.1 PLANO DE CABEZUDOS.

PLANO DE CABEZUDOS

2. POBLADOS FORESTALES.

Tras la guerra civil española, las necesidades de madera y pasta de papel así como la organización de la economía en torno a un modelo autárquico de desarrollo hacen que el Estado, a través del llamado Patrimonio Forestal, transforme grandes zonas de matorral en densos bosques de pinar y, sobre todo, de eucaliptos.

Asentamientos como Los Cabezudos, Los Bodegones, El Abalario, El Acebuche o Mazagón deben su origen a estas plantaciones.

Con el paso de los años los poblados fueron perdiendo su interés por lo que en su mayoría fueron abandonados llegando a desaparecer.

En la actualidad algunos de ellos poseen cierto interés en el contexto del turismo sostenible.

2.1 APROVECHAMIENTOS FORESTALES.

En general, los suelos arenosos y pobres, predominantes en gran parte de la comarca, eran muy poco válidos para la agricultura por lo que conservaron sus bosques a lo largo de la Historia; ello ha incidido en un profundo aprovechamiento forestal de este territorio.

Posteriormente, con la plantación de pinos piñoneros (en el siglo XVIII) y eucaliptos (siglo XX) está labor se mantuvo viva (a excepción de los terrenos incluidos en el Parque Nacional) y seguirá haciéndolo en el futuro.

A pesar de la riqueza forestal de este territorio, la realidad es que los actuales pinares de pino piñonero de Doñana son fruto de sucesivas repoblaciones realizadas a lo largo de la Historia, siendo el origen de la mayoría de ellos las plantaciones experimentales realizadas en 1737 que se generalizaron posteriormente.

Estas siembras dieron excelentes resultados, ofreciendo importantes recursos forestales como la madera, la leña, el carbón y los piñones.

A partir de mediados de los años ochenta del siglo pasado se iniciaron distintas acciones para desmontar las plantaciones de eucaliptos.

En la actualidad la superficie ocupada por estos se ha reducido considerablemente.

3. EL ABALARIO.

En la llanura del Abalario destacan las grandes extensiones de pino piñonero con las que ha sido repoblada. En esta superficie arenosa, salpicada de innumerables lagunas es fruto de la acción humana, que ha transformado el paisaje a lo largo de la historia en función de las necesidades de cada momento.

Durante el siglo XX se realizaron grandes plantaciones de eucaliptos que ahora han sido eliminadas y sustituidas por pinos, alcornoques, madroños y acebuches, mediante las cuales se intenta recuperar el paisaje original de este territorio.

Actualmente se está convirtiendo en un magnífico lugar para la fauna de Doñana, con presencia habitual de las especies más relevantes de mamíferos, aves y reptiles.

3.1 ARENAS ESTABILIZADAS O MANTO EÓLICO ESTABILIZADO.

Las arenas estabilizadas son formaciones arenosas originadas por la acción del viento que se encuentran, en la actualidad, fijadas o inactivas. Están muy extendidas por el Espacio Natural pero también por todo el litoral onubense.

En el manto eólico estabilizado hay una gran variedad de comunidades vegetales distintas. Están especialmente extendidos los bosques de pino piñonero y las formaciones de matorrales; pero también están representados los sabinares, enebrales, alcornocales, acebuchales, bosques de ribera, vegetación de lagunas, pastizales y eucaliptales.

Todos estos ambientes diferentes propician la existencia de una gran diversidad de animales vertebrados, particularmente aves y mamíferos.Las arenas estabilizadas presentan un relieve heterogéneo, con zonas más deprimidas y zonas más elevadas que localmente se denominan “naves”. Estas diferencias de altura son muy determinantes en la composición de la cobertura vegetal, así como en la existencia de lagunas de carácter temporal. Hay que tener en cuenta que en los suelos arenosos la disponibilidad de agua depende de la profundidad o cercanía de las aguas subterráneas.

Las necesidades humanas en busca de una mayor productividad y los intentos por estabilizar las arenas, hicieron que muchos bosques dominados por alcornoques, acebuches, sabinas y enebros fueran sustituidos por pinares y eucaliptales que cambiaron la fisonomía de estas tierras.

3.2 PINARES DE PINO PIÑONERO.

El pino piñonero no aparece en los inventarios forestales del siglo XVII en el territorio que hoy ocupa el Parque Nacional en la orilla oeste del Guadalquivir, aunque ya se citaba en la Algaida (Sanlúcar de Barrameda) y era común en otras áreas litorales onubenses (Cartaya-Ayamonte). Sin embargo, hay fundadas evidencias de que existió con anterioridad.

Los pinares actuales de pino piñonero de Doñana son fruto de sucesivas repoblaciones realizadas a lo largo de la Historia, siendo el origen de la mayoría de ellos las plantaciones experimentales realizadas en 1737 para el aprovechamiento forestal y que se generalizaron posteriormente. Estas plantaciones dieron excelentes resultados, ofreciendo importantes recursos forestales como la madera, la leña, el carbón y los piñones.

Ya en la segunda mitad del siglo XX se inició una nueva época de repoblaciones muy intensa. Esta especie es poco exigente respecto a las condiciones ambientales, se adapta muy bien al clima mediterráneo, con largos periodos de calor y escasez de lluvias, así como a suelos arenosos pobres en nutrientes e incluso soporta la inundación temporal.

Actualmente, el pino piñonero está muy extendido por gran parte del territorio de Doñana, ya sea acompañando a alcornocales, sabinares o matorrales, o bien como especie dominante formando bosques o bosquetes con diferente grado de desarrollo del sotobosque. Entre estos últimos, destacan por su importancia los pinares del coto del Rey en la zona norte; los pinares del Raposo, Martín Pavón y Navazo del Toro en la Reserva biológica de Doñana; los de las Marismillas y del Faro en el cordón litoral; los de los corrales en el sistema de dunas móviles, los de la Algaida, en Sanlúcar de Barrameda; y los de la zona del Asperillo y El Abalario.

3.3 EUCALIPTALES.

Durante la década de los cuarenta del siglo pasado se inician las plantaciones de eucalipto en Doñana con vistas a su explotación forestal.

Las repoblaciones de eucaliptos, árboles de origen australiano y neozelandés, causaron un gran impacto en los ecosistemas, puesto que reemplazaron a las formaciones vegetales existentes y desecaron los suelos como consecuencia de su elevado consumo de agua.

A partir de mediados de los años ochenta del siglo pasado se iniciaron distintas acciones para desmontar las plantaciones de eucaliptos y restaurar sotos y riberas.

En la actualidad, y como consecuencia de las distintas actuaciones realizadas, la superficie ocupada por este árbol se ha reducido considerablemente hasta quedar relegados a pequeños bosquetes y ejemplares aislados.

4. BOSQUES DE RIBERA.

Son propios de las márgenes de los cauces de agua y las lagunas permanentes. En Doñana están representados por dos formaciones arbóreas distintas dependiendo del grado de encharcamiento del sustrato: la fresneda y la sauceda.

Mientras que la fresneda se desarrolla sobre suelos húmedos que rara vez se inundan, las saucedas prefieren suelos empapados o cauces permanentes. En general, las riberas y lagunas de Doñana han sufrido en el pasado importantes alteraciones que han afectado a estas comunidades vegetales, por lo que no hay muchas zonas donde estén bien desarrolladas. La fresneda, cuyo árbol característico es el fresno, está muy bien representada en el Coto del Rey (Cañada Mayor y Matasgordas). Por su parte, la sauceda, cuya especie predominante es el sauce o zao, tiene su mejor representación en el arroyo de La Rocina.

4.1 ARROYO DE LA ROCINA.

El arroyo de La Rocina constituye uno de los principales aportes de agua a las marismas de Doñana, en la que se interna con el nombre de Caño de la Madre de las Marismas del Rocío.

Se trata de un cauce poco alterado que presenta un alto gardo de conservación, por lo que su ribera acoge formaciones vegetales de gran valor ecológico como fresnedas, saucedas, helechales y carrizales, así como bosques de alcornoques y manchas de matorral noble bien desarrollados.

Estas formaciones vegetales tienen continuidad hacia el exterior con matorral de monte blanco, pinares de pino piñonero de repoblación y, más ocasionalmente, con eucaliptales.

En el pasado, cuando el rey Alfonso X el sabio utilizaba el bosque de “las Rocinas” como cazadero real, estuvo rodeado de un extenso y cerrado bosque maduro de alcornoques y acebuches. El arroyo presenta algunas estructuras morfológicas como las algaidas y los “charcos”, que tienen gran interés por la diversidad de hábitats que aportan al conjunto.

Las algaidas son pequeños afluentes que cumplen la función de aportar agua al cauce principal en situaciones de escasa pluviosidad y de evacuarla en situaciones de caudal elevado. En algunas de estas algaidas se forman suelos turbosos que permiten el desarrollo de unas comunidades vegetales peculiares. Son conocidas las algaidas del Carrizal y del Meloncillo.

Los charcos son ensanchamientos del arroyo con aguas remansadas que tienen aspecto de pequeñas lagunas. Son especialmente relevantes los charcos del Acebrón, por la profundidad de sus aguas, del Perchel y de la Boca. Este último, situado cerca de la desembocadura del arroyo en la marisma, mantiene agua todo el año y presenta algunas islas con cobertura vegetal.

ANEXO ARTÍCULO PERIODÍSTICO.

DOCUMENTOS HISTÓRICOS DE LA PROVINCIA

LA REPOBLACIÓN FORESTAL DE DOÑANA.

En 1953, Franco supervisó las labores de plantación de 10 millones de eucaliptos y 45 millones de pinos que pretendía convertir unos terrenos arenosos en una zona de alto valor forestal CARLOS LÓPEZ / HUELVA | ACTUALIZADO 29.12.2008 - 17:48

Civilizaciones como los tartesos, etruscos, fenicios o griegos han ido dejando su huella y su rastro, en forma de vestigios, de su presencia en Doñana. Todos, sin excepción, trataron de configurar y modelar el paisaje donde se asentaron sus gentes, si bien hasta entonces siempre fue la naturaleza quien dibujó su propia impronta con paisajes de dunas, lagunas y senderos verdes que, por suerte, se mantenían vírgenes de todo atisbo de mano humana.

El gran cambio documentado que la mano del hombre produjo en su flora fue la repoblación forestal que en 1953 sufrió el perímetro del entonces conocido como Coto de Doñana a manos del régimen franquista. Una medida que hizo peligrar todo el ecosistema del lugar, debido a la enorme plantación de eucaliptos que pusieron en jaque los recursos hídricos subterráneos de los que gozaba la zona.

El ingeniero de Montes, Manuel Martín Bolaños, jugó un papel fundamental a la hora de la 'repoblación' que sufrió Doñana a principios de la década de los 50. Sobre sus espaldas había recaído el diseño de un mapa forestal de toda la provincia de Huelva, cuyo resultado final fue fruto de cerca de 20 años de trabajo desarrollados a lo largo de las décadas del 30 al 50, y cuyo documento primigenio obra en manos del Centro de Investigaciones y Documentación del Eucalipto, fundado por la Universidad de Huelva y el grupo ENCE.

Con este currículo, cuando se delineó y se acordó el plan de reforestación, el más importante que en aquel entonces se había llevado a cabo en toda Europa, confiaron la compra de dichas semillas al posiblemente mayor experto en la provincia sobre temas forestales. En la pródiga carrera de Bolaños, había traído muestras de eucaliptos australianos, con los que confeccionó un pequeño herbario mono-genérico de los que obtuvo un contingente de semillas con identificación segura. De esta manera, de aquellos tres lotes de miles semillas que Bolaños consiguió confeccionar, uno fue a parar a manos de Gaspar de la Lama, jefe regional de Andalucía Occidental en el Patrimonio Forestal del Estado, quien ordenó que se procediera a sembrar una red de arboretos de eucaliptos por las provincias de Huelva, Sevilla, Badajoz y Cáceres. Ni que decir tiene que gran parte de aquella 'materia prima' destinada a Huelva fue a parar directamente al extrarradio del entonces Coto de Doñana. Allí el Servicio de Explotación y Mejora de las Zonas Áridas del Sureste Español, dirigido entonces por el ingeniero de Montes Antonio López, se encargaría de gestionar y coordinar la vasta labor de plantación en la que trabajarían un millar de jornaleros.

La elección de pinos y eucaliptos para la reforestación produjo en 1952 un fuerte choque de ideales, sobre todo por la elección de estos últimos; al estar considerados como 'vampiros' hídricos y no aptos para colonizar una zona de alto valor ecológico.

Por un lado, se encontraba el régimen, que abogaba por hacen rentables las tierras "por el bien del pueblo" y ante la necesidad de dar provecho a una zona considerada en aquel entonces como árida y desértica. Para más inri, Europa aún no había posado sus ojos en la reserva onubense e indudablemente no dotaba de millones a ningún plan de conservación. Bajo los únicos criterios de rentabilidad económica, la repoblación propuesta por el Estado tenía como fin que la madera que produjesen los árboles sirviera de pasto a las entrañas de la Empresa Nacional de Celulosas (ENCE).

En el otro lado de la balanza se posicionaron los ecologistas, que defendían a ultranza la necesidad de perpetuar para las generaciones futuras este espacio único por su riqueza paisajística y biológica. No obstante, aunque sin el potencial organizativo y el fuerte respaldo social que en nuestro días se le procesa a los movimientos 'verdes', estos fueron en cierto modo capaces de 'ralentizar' los proyectos de plantación de eucaliptos.

En retrospectiva, muchos consideran ahora que la 'reforestación' planeada por el régimen tuvo una lectura positiva, en tanto en cuanto que estas denuncias supusieron el acicate e impulso mediático que precisaba la zona para que en el mundo conociese esta riqueza natural, a la vez que se concienciaba en la necesidad de abordar planes de protección.

En la cascada de estudios que se producirían sobre el paraje natural, en el 52 aparecerían las primeras publicaciones sobre las aves que surcan Doñana y el profesor y ornitólogo Francisco Bernis y José A. Valverde desarrollaría un informe en el que demuestra la importancia que a efectos cinegéticos posee el enclave onubense. Precisamente este documento se revelaría de capital importancia para que el Gobierno franquista no destinara la zona a las plantaciones de cultivos o a sus incipientes planes de reforestación. Bernis y Valverde, junto con Mauricio González-Gordon, llevarían a cabo unos estudios enormemente reveladores, en los cuales se trazaba una 'hoja de ruta' de los trabajos que precisaban acometerse en la zona para perpetuar la riqueza de esta fauna, sobre cuyas directrices se cimentarían la SEO (Sociedad Española de Ornitología), que sería fundada dos años más tarde, en 1954.

A pesar de las voces en contra de los ecologistas, el plan de 'reforestación' seguiría su curso con leves retoques fruto del tesón invertido por estas ONG. No obstante, la plantación, aunque con matices, se mostraría imparable.

Con objeto de conocer sobre el terreno estos trabajos, el 18 de abril de 1953 el Caudillo aprovechó una visita a Sevilla para desplazarse hasta Doñana. Acompañado por Gaspar de la Lama, Franco fue informando del estado de los trabajos de repoblación, los cuales contaban con una superficie de 31.000 hectáreas sobre las que hasta entonces se habían plantado 10 millones de eucaliptos y 45 millones de pinos, con la declarada intención de convertir unos terrenos arenosos y de marismas en una zona de alto 'valor' forestal. En estas labores, al servicio del Patrimonio Forestal, trabajarían un millar de jornaleros que se hospedaban a lo largo de diez poblados distribuidos por las zonas del Parque y que "contaban con sus respectivas capillas y escuelas".

La visita del jefe del Estado, Francisco Franco, recogía la visita a estas 'urbes' rurales de 'Cabezudos', 'Bodegones' y 'Corchuelo'. Las crónicas del régimen ensalzaban el valor social de la iniciativa, debido al millar de puestos de trabajos creados y una zona que "rentaría un mínimo de treinta millones de pesetas".

VIDEO RUTA 1 NOVIEMBRE 2016

RUTA POBLADOS FORESTALES